martes, 24 de junio de 2014

Nuestros Titulares entregados a Sevilla






El pasado día 14 de Junio de 2014, la Reina del Santísimo Rosario presidió un altar en el barrio de Torreblanca en la calle Torreblascopedro para recibir al patrón del mismo barrio, San Antonio de Padua.
La Señora que desde primera hora de la tarde desafiaba las altas temperaturas que pronosticaban para dicho día, siendo tales que obligaron a retrasar el comienzo de la procesión de San Antonio hasta una hora. 
El Santo Patrón llegó a nuestra calle que se presentaba adornada con banderitas de España y colgaduras, recibiendo así ayuda de las demás vecinas de la calle que junto a nosotros, disfrutamos de la llegada de San Antonio bendito. 
Con la llegada de la comitiva procesional, los numerosos devotos que acompañaban a San Antonio se colocaron alrededor de nuestro altar para asistir al saludo.
El paso fue recibido por una lluvia de pétalos y un ramo que nuestra corporación regaló al Santo Patrón.
Desde esta humilde entrada destacamos la gratitud a la Hermandad de los Dolores por el detalle del obsequio de otro ramo a nuestra titular, la Virgen del Rosario.













También otro acontecimiento de gran relevancia para nuestra asociación ocurrió el pasado Jueves de Corpus Christi, una festividad que tiene por razón honrar la divinidad del Cuerpo de Cristo hecho Eucaristía en el Altar.
Y de altar trata. Nuestro Padre Jesús del Consuelo, nuestro Amantísimo Señor presidió un altar para recibir la comitiva catedralicia en la calle Villegas número 3, junto al Salvador. Este día tan señalado también será histórico para nosotros, será la primera vez que el Consuelo pisa las calles del Casco Antiguo.
El Señor se alzaba a varios metros del suelo a través de un altar de cultos que se utilizó en esta ocasión. Rematado con un dosel, el Señor aparecía vestido con el conjunto de la salida del 5 de Abril de 2014. 
La  expectación era tal, que incluso antes de quedar terminado el mismo, existía una constante corriente de personas observando el montaje.

Un momento de gran emoción al pasar la comitiva del Corpus coronado por la magnífica custodia de Arfe, que poseía la Sagrada Forma Eucarística.